domingo, 8 de junio de 2008

El hombre también es un animal

Hagamos campaña, señoras y señores, por el horror de las curtiembres. Hagamos campañas contra las granjas curtiembres chinas que les sacan la piel a los animales cuando aun están vivos y no les obsequian con el más mínimo acto de bondad mientras viven.

Ahora... antes de decir, "¡Sí, hagámoslo!", detengámonos a pensar por un segundo por qué habríamos de hacerlo. Voy a dar un par de razones a favor y algunas en contra, para luego llegar a la conclusión final.

Quitarles la piel a los animales les hace daño, los animales no pueden seguir con vida luego de que se les quitó la piel. Seguramente el ser humano puede usar otros materiales para abrigarse o hacer objetos decorativos que no provengan del sufrimiento de un ser vivo.

Quitarles la piel mientras aun están vivos parece una crueldad innecesaria. Seguramente se les podría matar al menos antes de hacerlo.

Seguramente el matar animales indiscriminadamente puede causar un impacto ambiental en la zona si no se cuida adecuadamente el tratamiento de los residuos. Y si se hace sin control, puede disminuir la población animal de la especie, como creo que sucedió en el caso de las nutrias.

Ahí termina mi lista de razones por las cuales se debe hacer campaña para detener a los que poseen curtiembres.

En cuanto a los argumentos en contra, se puede decir, en primer lugar, que hacer campañas implica una dedicación de dinero, tiempo y esfuerzo muy grande. Esto de por sí no es una objeción. Hay razones por las que resulta conveniente hacerlo, así que una razón más fuerte que esta debe ser puesta como argumento en contra. Y bien, hela aquí: el maltrato de los animales es secundario y cede frente a las necesidades del ser humano. El ser humano es la cúspide de la creación, es el último ser creado por Dios y pensado a imagen y semejanza de Él. El mundo le fue dado a servicio suyo. Seguramente maltratar la creación es una falta de respeto hacia Dios, ya que el hombre actúa pensando que es el dueño absoluto y que eso le da derecho a destruir incluso aquello que es de él, sin razonar que en algún momento deberá rendir cuentas a Dios por lo que ha hecho del mundo. Sin embargo, a pesar de la gravedad del pecado hacia el mundo natural, el cual en última instancia es un pecado hacia Dios, porque es un pecado de soberbia y codicia desmedida (soberbia por creerse dueño absoluto en vez de usufructuario y codicia por no contentarse con usar del mundo con medida y prudencia sino queriéndolo todo), reitero, a pesar de la gravedad del pecado contra el mundo natural, existe otro pecado aun más grande, que es el pecado contra otro ser humano, porque si recuerdo bien el evangelio, debo recordar que en todos los enfermos, pobres, y humildes está Cristo que es Dios. Y este pecado contra otro ser humano es gravísimo. Porque todo pecado me aleja de Dios, pero algunos me alejan más que otros. Y darle la espalda al que sufre, al que está solo o enfermo o es pobre es más grave que lastimar a un animal. Porque ningún animal es imagen y semejanza de Dios, excepto el hombre.

En vista de los argumentos expuestos, digo que hagamos campaña contra las granjas de pieles. Pero no pensemos que con eso terminamos de luchar por lo que está mal en el mundo. Y si vamos a gastar energía y tiempo y dinero en hacer una campaña... ¿No es mejor una a favor de que terminen las guerras? ¿O una campaña para que ya no haya más pobres? Claro, me olvido de que estas campañas ya existen. Entonces, ¿por qué no promuevo todas, en vez de promover solamente las campañas pro bienestar animal? Después de todo, amigos amantes de los animales, recuerden que el hombre también es uno.