Sigue siendo media, y sin embargo su interior ahora es exterior y viceversa. Recordatorio del inmenso trayecto que recorremos en vida para que el hombre espíritu crezca, se haga adulto, pase al lado de afuera, mientras el hombre cuerpo y alma se va para adentro, a ser sostenido por Dios, para dejarlo ser afuera, ser para todos, ser de todos, ser con nosotros. Así, yo estoy en Dios. Y cuando Dios está en mí, es que espera entre durmiendo y despierto, para que lo deje ser.
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