Sin mirarme al espejo.
Sin descubrirme.
Sin perder miedos viejos y arraigados.
Guardaré un silencio cómodo
para que otros lo encuentren,
lo sacudan,
lo expriman,
y lo lancen al mar
y así tal vez,
encuentre su camino hasta alguna orilla.
¿Quién seré,
entonces?
Apenas un estorbo
en el arrullo de las olas.
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