lunes, 21 de julio de 2008

Pobres chorlitos


Pobres chorlitos... no entiendo por qué los insultamos relacionando sus cabecitas con la de los estúpidos humanos.
Esta entrada surgió a raíz de mi deseo de ver un chorlito después de traducir la poesía de Alfred Tennyson que decía en uno de sus versos: "deja que el chorlito sea el que llore".
Mírenlo, es lindísimo. A partir de ahora prometo no decirle a nadie que es un cabeza de chorlito. No me resulta un insulto para nada. Más bien siento pena por mí misma y por todos los otros como yo que viven entre paredes de cemento y nunca vieron uno. El insulto tendría que ser "cabeza de pelotudo antinatural" o "cabeza de alienado estúpido", pero no "cabeza de chorlito".
Ya está. De ahora en más, quedó afuera de mi lista de insultos.
(Se escucha ruido de grillos frotándose las piernas)
¡Un momento! ¡No tengo una lista! Ya me puse a prepararla. Será lo próximo que lean.

sábado, 19 de julio de 2008

Alfred Tennyson

No vengas, cuando esté muerto
a derramar tus tontas lágrimas sobre mi tumba
a pisotear alrededor de mi cabeza caída,
o a molestar al infeliz polvo que no guardarías.
Deja que el viento se lo lleve consigo
y que el chorlito sea el que llore;
pero vos, seguí adelante.

Niña, si hubiese sido tuyo el error o el crimen
ya no me importa, estando impuro:
casate con quien quieras,
pero yo estoy enfermo de tiempo,
y deseo descansar.
Muere, corazón débil
y dejame aquí donde yazgo.
Seguí adelante. Seguí de largo.

jueves, 10 de julio de 2008

La total y absoluta verdad sobre la escatología

No voy a hablar sobre el fin de los tiempos. Es un tema interesante, supongo, para ciertos creyentes... pero para mí no, al menos no todavía.

"Escatología" Quiere decir "fin de los tiempos" ¿No es así? Sí, es así. Pero también sucede que "escatología" también significa "burdo, relativo a las funciones corporales". O sea, escatológico es "mover el vientre", el "tránsito lento" que tan de moda se ha puesto gracias a Activia, el inocente "hacer caca" de los nenes, el simple verbo "cagar" que por alguna razón no es fino, el eufemismo "ir al baño", "mover el intestino", "echarse un garco", "ir de cuerpo"... creo que basta por ahora con los sinónimos que di.

Es gracioso que la misma palabra signifique "fin de los tiempos" y "cagar". El inconsciente colectivo los confunde, tal vez (y sólo es suposición mía) porque hay veces en las que uno caga y en realidad parece que el mundo se acaba ahí mismo. Un amigo mío comentaría acerca de esas ocasiones sólo con una palabra: "Jodido".

Y sí, esas veces son complicadas. Quién no lo vivió. Es realmente el fin de los tiempos, o al menos durante esos sesenta segundos que parecen décadas en los que uno suda frío y se retuerce del dolor, el fin de los tiempos es apenas un inconveniente menor comparado a ese momento espantoso.

Hace muy poco le sucedió algo escatológico en el baño a una compañera mía de trabajo. Yo me estaba preparando para hacer mi asunto (eufemismo de que tenía que cagar); no voy a detallar qué es prepararme, pero sepan (y que les baste saber esto) que no tiene que ver con Yoga sino con que no hay bidet.

En el baño de mi trabajo no hay donde esconderse: hay tres inodoros y están separados por un durlock que ni siquiera va de piso a techo. Ahí no hay modo de disimular ningún ruido ni ningún olor.

Un hombre pensaría probablemente: "¿para qué querés disimular?". Pero el varón en su simpleza esencial no comprendería jamás que a una mujer le da vergüenza su propia mierda.
No, corrijo: a una mujer le da vergüenza que otras personas sepan que ella está cagando mientras lo está haciendo.

El tema de ir al baño es casi un tabú para muchas mujeres. Incluso, a mí me llevó cinco años el poder sentarme a cagar en frente de mi novio, mientras que él pudo hacerlo al poco tiempo de salir conmigo. No recuerdo la primera vez que lo hizo, la verdad. Prefiero por otro lado recordar otros episodios de nuestro noviazgo, como nuestro primer beso y no la primera vez que cagó adelante de mí.

Está todo bien, todo el mundo sabe que las mujeres cagan y las mujeres saben que el mundo entero lo sabe, pero una cosa es comportarse como una Lady Di y fingir que eso de cagar es una minucia, una nada, una insignificancia... y otra muy distinta es experimentar un momento escatológico en un baño sin intimidad donde una compañera tuya de trabajo se está dando cuenta que la que caga y sufre sos vos.

Me dio mucha pena mi compañera. Se tiró montones de pedos (no pudo evitarlo, se ve), el sorete pionero hizo el ruido de "plop" mientras caía al agua del inodoro, y los restantes se alternaron con pedos y "plops" casi como un ballet. A mí me daba pena porque yo había logrado hacer exactamente lo mismo que ella (o sea, cagar; me obligo a decirlo) pero sin el ballet (es decir que había podido mantener una porción intacta de mi calidad de lady mientras que ella había quedado totalmente despojada de ella). Incluso tardé más en terminar, pero fui una especie de "Kaizer Soze" mientras duró. Eficiente. Rápida. Silenciosa. Tiré la cadena y salí del baño como un agente secreto del arte milenario de cagar.

Ella seguía allí. Se había lavado las manos y ahora estaba cepillándose los dientes. Me dijo "Disculpame, Andrea, pero estoy con una descompostura muy fuerte". Yo le dije "No tenés por qué disculparte. No sé por qué a las mujeres nos da tanta vergüenza ir al baño, pero te entiendo porque me pasa lo mismo". Tuve la tentación de confesar que yo había hecho lo mismo que ella pero... Dios mío, ¡me dio vergüenza! ¡Una dama no habla de su mierda, si lo hace es porque está gagá y tiene problemas de constipación! Me contuve, no podía echar a perder a la "Gran Movida Kaizer Soze" que había logrado. Ella me respondió "Tenés razón, pero a mí me da vergüenza, no puedo evitarlo". Y yo entonces le dije "Pero es algo natural, somos unas tontas en esto". Ella asintió, y dijo "Sí, además, es algo natural en un baño. Uno va al baño para eso". Y después dijo algo más como que estaba muy descompuesta y que no sabía si podría aguantarse en la reunión.

A mí me causó gracia al principio, pero después me horroricé. ¿Quién enseñó a las mujeres a ser así? ¿Nuestras madres? ¿La pacatería es algo que se hereda, como el color de ojos o los rulos? ¿Hay alguna sociedad secreta destinada a perpetuar la cultura femenina de la vergüenza?

Juro que al día de hoy sigo preguntándomelo. No tengo respuestas, apenas si tengo un compromiso asumido por concientizar a las mujeres del mundo a ser menos vergonzosas con su mierda. No digo que la amen, pero tampoco actúen como si estuviera mal que exista... por favor. No me dejen sola.

Obituario

Ella camina por la noche eterna,
y los sabuesos del invierno la siguen.

Es fácil recordar mi amor por ella.

Los sabuesos del invierno
se están acercando.
Y es difícil saber
si no soy uno más entre todos ellos.

Ella baila sola en el círculo,
y de repente, tras sus pasos,
la tierra seca cede el paso
al verdor explosivo.

La sostengo entre los aires,
arriba de la distancia,
y veo el cañón que la señala.

Ella se desgarra.

Los sabuesos del invierno
se deleitan sobre su carne.

Y una lágrima de barro
se adhiere a mis zapatos
mientras me alejo,

muerto en vida,
roto, sucio,

avergonzado,

de sus despojos tristes.

domingo, 6 de julio de 2008

Hoy es un buen día para bloggear

Hola. No sé a quién saludo porque no conozco a nadie que lea mi blog asiduamente; es más, si supiera que alguien lo lee asiduamente, me censuraría mucho más y no diría ni la mitad de las cosas que digo.

El grato oficio de escribir sin censura desaparecería y me transformaría en una oficinista administrativa del blog escribiendo cosas como: "Tragedia en Hurlingham. Descubrieron que no vivo allí. Los vecinos lloran desconsolados, pensaban que era un ángel y mi presencia en el barrio se les hacía algo así como un roce de lo celestial, por la foto de mi perfil que los engañó arteramente."

Por qué no, esas bien podrían ser las palabras de una oficinista administrativa del blog. Los que trabajan en una oficina y tienen alma de artista o al menos un ápice de sentido común y vuelo intelectual saben que la chatura de una oficina rompe todas las ligazones cerebrales y lleva a una desesperación casi lírica y surrealista respecto de la cual un cadáver exquisito es un poroto en comparación.

En fin. Hola. Hoy es un buen día para bloggear porque mi novio se fue al club de rol. Me dejó la casa para mí sola y para mi gata también, pero ella no es obstáculo para el bloggeo. Para que yo bloggee (me siento abonada a la lengua cada vez que hago un neologismo barato y evidente como "bloggear") tienen que darse ciertas condiciones: 1. Tranquilidad budista; 2. Cansancio Intelectual: ocurre cuando previamente estuve escribiendo mi novela que es algo así como un "mostro" épico al cual ataco y ataco y nunca venzo (para vencerlo tendría que haberla terminado, y aunque recientemente gané una batalla importantísima, marcando un hito en la lucha, que fue terminar el primer tomo, todavía no llegué ni a la mitad de la historia); 3. Cansancio Manual: ocurre cuando acabo de estar tejiendo mucho en crochet y quiero descansar (sí, soy uno de esos especímenes extraños de chicas que no son del interior y saben tejer. Es más, creo que existo para afirmar la existencia de las otras citadinas que no saben hacerlo y necesitan un referente porque de otro modo se confundirían y empezarían a dar vueltas sobre el mismo lugar y a gritar desesperadas. Son las que cuando quieren una bufanda tejida a mano se dan cuenta de que tienen que trabajar como esclavas para poder pagar los 200 pesos que cobran las casas como Akiabara por las bufandas tejidas a mano. Ni hablemos de los pulóveres tejidos a mano. De todos modos, terminan haciendo precisamente eso que es pagar 200 pesos cuando se dan cuenta de que los especímenes como yo les enseñaríamos a tejer pero nunca tejeríamos para ellas. Jamás tejería para una inepta del tejido. Sí tejo para ineptos del tejido pero porque son hombres importantes de mi vida y ellos jamás serían tan estúpidos para pagar 200 pesos por tener una bufanda tejida a mano).

Voy a explayarme sobre la tranquilidad budista. Mi novio es un lector, no un escritor. A su vez, es un pintor y dibujante, mientras yo soy una contempladora. Bien... él hace una transpolación de lo que sucede con su proceso creativo hacia el mío propio, y piensa que ya que él puede crear mientras me habla y escucha música y toma mate que yo cebo mientras tejo o hago alguna otra actividad no de escritura propiamente dicha en mi tiempo libre... yo también tendría que poder escribir mientras suena la música, él me habla, y no me ceba ningún mate porque se distrae con otras cosas.

¡Error! Lamentablemente para escribir, incluso esta pavada, preciso un silencio continuo. Ni música (porque cuando cantan me tildo escuchando la letra y cantándola yo también si la sé), ni charla, ni cebada de mate. No señor. Tranquilidad budista. Si incluso me molesta ir al baño cuando escribo. Como ahora que me estoy conteniendo el pis para terminar el párrafo, qué vergüenza.

Adiós.