Ríe el pequeño colibrí,
bate sus alas
con un sueño
hecho de azúcar y miel.
Sus ojos se encienden
con la memoria
de sus travesías,
y el olor de la lluvia
sobre la hierba.
Huye, el pequeño colibrí.
pues de repente,
tres sombras deciden
devorar su inocencia.
y sus alas son chicas
y sus recorridos, cortos
y su escape, ineficaz.
Descansa, pequeño colibrí.
Ahora estás
en nuestras manos.
y la ternura de las madres
te arropa.
pero ese soplo de tu vida
tan tuyo y tan frágil
ya no regresará.
sueña, pequeño colibrí.
Sueña que tu recuerdo
traerá justicia.
Ríe, pequeño colibrí.
Porque hoy tu nombre
es lucha y fuego,
y fuerza y esperanza,
y no se apagará
nunca más.
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