El ejercicio mental de la imaginación puede suplir las ansias violentas de destrucción y muerte.
Así, con mi imaginación al poder, a los tres jueces del juicio de los crímenes cometidos contra Marita Verón, los visualizo de este modo: pasando una noche entera de retorcijones y diarrea hemorroidal. Desarrollando una conciencia, para que se sientan cada vez peor con lo que han hecho, y no puedan mirarse al espejo tranquilos.
Y si eso no funcionara siempre podríamos ir a su casa y escupirle la puerta, hacer que nuestros perros usen su entrada como letrina e instar a los camiones de basura a que dejen de recoger la basura de sus casas, para que sus fachadas no estén blancas e impolutas sino que, muy por el contrario, reflejen a la vista de todos una imagen semejante en un todo a la podredumbre que llevan dentro.
Siempre, claro, desde el punto de vista de la imaginación. No quiero que digan después que yo incité a la violencia, porque en ningún momento condono que se les pegue, se destruyan sus bienes, ni nada por el estilo.
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