martes, 18 de septiembre de 2012
Los signos de los tiempos... y perdonemos a los boludos.
Una reflexión algo light, pero no tenía muchas calorías para compartir
Salmo de acción de gracias.
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.
él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entren por sus puertas dando gracias,
entren en sus atrios con himnos de alabanza,
alaben al Señor y bendigan su Nombre.
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones.
domingo, 16 de septiembre de 2012
Kiki, la brujita, me trajo un salamín de campo.
Y por el otro, me duele tanto pero tanto el cuerpo... cada músculo me recuerda su existencia inflamándose a propósito, y sé que mañana me espera un expediente enorme, de dientes afilados y ojos saltones e inyectados en un capuccino que me va a agujerear el estómago...
¿Qué hago con mi propio cuerpo, que se empecina en recordarme que no soy eternamente joven?
Voy a cuidarlo un poco, al menos esta vez. ¿Cepillo? ¿Dónde estás? Acá está el cepillo. Dientes limpios y saludables. Vaso de agua. Almohada y abrazo a bebé que duerme cerca de mi corazón. Ay, cómo lo malcrío.
viernes, 14 de septiembre de 2012
Nada de nada
miércoles, 12 de septiembre de 2012
La "propaganga"
En problemas.
martes, 11 de septiembre de 2012
Compartir la fe
El gozo del don
«Pasó la noche orando a Dios. Al llegar el día, llamó a sus discípulos y escogió a doce de entre ellos»
Creo que nuestras hermanas han recibido esta comunicación de gozo que se percibe en muchos de los religiosos que se han dado a Dios sin reserva. Nuestra obra no es más que la expresión de nuestro amor por Dios. Este amor necesita a alguien que lo reciba, y de esta manera, la gente con la que nos encontramos nos dan el medio para poderlo expresar.
Tenemos necesidad de encontrar a Dios, y no le vamos a encontrar ni en la agitación ni en medio del ruido. Dios es amigo del silencio. ¡En medio de qué silencio crecen los árboles, las flores y la hierba! ¡Y en medio de qué silencio de mueven las estrellas, la luna y el sol! Nuestra misión ¿no es dar a Dios a los pobres de las barracas? Pero no un Dios muerto, sino al Dios vivo y amante. Cuanto más recibamos en la oración silenciosa, más podremos dar en nuestra vida activa. Tenemos necesidad de silencio para ser capaces de llegar a las almas. Lo esencial no es lo que decimos, sino lo que Dios nos dice y dice a través nuestro. Todas nuestras palabras serán vanas en tanto que no vendrán de lo más íntimo; las palabras que no transmiten la luz de Cristo, no sirven más que para aumentar las tinieblas.
Nuestro progreso en la santidad depende de Dios y de nosotros mismos, de la gracia de Dios y de nuestra voluntad de ser santos. Nos hace tomar en serio el compromiso vital de llegar a la santidad. «Quiero ser santo» significa: Quiero desligarme de todo lo que no es Dios, quiero despojar mi corazón de todas las cosas creadas, quiero vivir en la pobreza y en el desprendimiento, quiero renunciar a mi voluntad, a mis inclinaciones, a mis caprichos y gustos, y hacerme el servidor dócil de la voluntad de Dios.