miércoles, 12 de septiembre de 2012

En problemas.

Sí, en eso estamos, en problemas, cuando vivimos aquejados por los meandros incomprensibles de un expediente administrativo en el que se usan con liviandad y espíritu campechano términos como "index security", "regulatory capital", "trading book", "net long position", "gross long position" y una gema: "Common Equity Tier 1". Estamos aun en problemas, pero más graves, cuando nos dirijimos hacia un diccionario financiero, esperanzados de hallar allí una respuesta y una clave para liberar a nuestro entendimiento de las amarras del desconocimiento y nos topamos con una definición más inentendible aun.
 
Ello me lleva a concluir que los economistas son como arquitectos pero del absurdo, de castillos hundidos, deformes y grotescos. Esto, porque sus conceptos forman una una compleja megaestructura del pensamiento que no lleva a ninguna parte. Todo está orquestado laberínticamente, de modo tal que una como yo, para nada avezada en esos temas, se queda sin dar un pasito más por miedo a dejar de saber dónde está el otro pie, como cantaba María Elena Walsh.
 
¿Y por qué lo hacen? ¿Acaso son poco inteligentes? ¿Vivieron demasiado y vieron demasiadas cosas y por eso quedaron "tocados", dañados irremisiblemente? Mi teoría es que lo hacen adrede. No quieren que yo los entienda, no quieren que nadie que no pertenezca a su club los entienda, porque en el momento en que sus artimañas queden al desnudo van a revelarse como lo que son: unos codiciosos explotadores de sus semejantes.

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